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El especialista en freeride Kyle Jameson empezó a montar hace casi 20 años, y lleva la mitad de su carrera encima de una bicicleta de SCOTT. En todos estos años ha participado en innumerables pruebas de todo el mundo, ha paleado literalmente toneladas de tierra para crear nuevas trazadas en bike parks y saltos, y además entrena a riders cada verano en los campamentos Gravity de Whistler. Es uno de los riders más humildes, auténticos y sinceros que puedas conocer; poco a poco, KJ se ha labrado un prestigio único en el mundo del freeride.  



No hay muchos deportistas que estén 10 años con el mismo patrocinador, que yo recuerde.  Es algo muy especial. Lo habitual es que los deportistas salten de un patrocinador a otro en busca de mejores contratos o más dinero. Pero para mí el dinero y los patrocinadores no siempre han sido lo más decisivo. Yo lo que buscaba era montar en bici y divertirme, ya buscaría dinero por otra parte, como por ejemplo construyendo bike parks o entrenando en campamentos de verano. Sin duda, es muy especial llevar tanto tiempo con SCOTT.



Quería montar y enseñarles a todos el estilo de la zona donde vivo, aquí, en Santa Cruz. Llevo aquí desde 2009. He pasado mucho tiempo moviéndome por la naturaleza y quería enseñarles a todos el estilo de montar que he desarrollado desde que estoy aquí.


Posteriormente fui a las sierras del este para practicar freeride cerca de Mammoth. Elegí esa sona porque ahí no se han grabado tantas imágenes. Además, lo que buscaba era montar por montañas bien altas, que es lo que me gusta. No hay caminos, puedes montar a tu aire, como quieras, se trata de dejar que se expresen el terreno y tu estilo de montar. Y esto está muy bien, porque he construido muchos recorridos y saltos como parte de mi trabajo, no siempre hay que ir por caminos. No siempre hace falta seguir una línea trazada en la tierra que te indique a dónde tienes que ir. 


El terreno y la superficie son totalmente diferentes. No hay árboles, es pura piedra pómez. No era fácil subir a la cumbre. Y era supervolcánico. Había mucha obsidiana en la zona, ¡increíble! Es un paisaje abierto. No tiene nada que ver con Santa Cruz, que es puro terreno de marga entre sequoias. 

Me compraron mi primera bicicleta de montaña en 1998. Estaba en quinto de primaria. Me empezó a gustar la bicicleta de montaña, pero vivía en Davis, California, y ahí no se movía mucho el ciclismo de montaña. Entonces empecé a ver vídeos de bicicleta de montaña y descubrí los campamentos de verano Gravity aquí en Whistler. Yo quería ir, pero mi madre no podía traerme, así que empezó a ahorrar y me mandó al campamento desde muy joven. Me di cuenta de que lo yo quería hacer en mi vida era montar en bicicleta de montaña, aquella experiencia me abrió los ojos, descubrí el increíble paisaje de Whistler y ya quedé enganchado. 



Volví aquí un par de años, dormía en una tienda de campaña. Cuando cumplí los 18, sabía que ya estaba preparado para empezar a entrenar a otros chavales y enseñarles a montar en bicicleta. En ese momento, ya había gente que me seguía. Había trabajado mi estilo, intentaba mejorar mis habilidades, y conocí a Adrian de SCOTT aquí en Whistler mientras me dedicaba a salir por ahí con la bici. Cuando me vio, me dijo enseguida que yo era justo lo que él andaba buscando: un chaval joven que creciera con la empresa. En aquel tiempo, SCOTT apenas tenía presencia en América del Norte, y me propuso justo lo que a mí me apetecía hacer en ese momento. Yo también quería crecer con la empresa. No quería una relación rápida y corta. Por eso ha salido todo perfectamente.  


SCOTT lleva mucho tiempo apoyándome, y yo quería seguir avanzando. Pensé que entrenar a otros chavales sería perfecto para seguir montando, despertar el interés por la bicicleta y al mismo tiempo contribuir a formar la siguiente generación. ¡Es lo mejor que me puede pasar!  Y además podía ganar el dinero que necesito para mantener mi estilo de vida.


La idea de los festivales reavivó mi pasión por el deporte y por seguir siendo importante en el mundo de la bicicleta de montaña. Hubo una época en que el ciclismo de montaña empezó a cambiar y el mundillo del freeride estaba en horas bajas, me costaba ver si habría sitio para mí y para mi estilo de montar. Entonces se puso en marcha la idea de organizar festivales. Uno de mis compañeros que estaba encargado de los festivales decidió invitar a la prensa, lo que me venía muy bien para lo que yo quería hacer. Reavivó mi pasión por la bicicleta. Cada año hago cinco eventos, repartidos por todo el planeta. Y además también colaboro yo, porque organizo mi propio festival aquí en California, el Cruz Fest.



Hemos conseguido que se construyan más saltos y que los chavales salgan a la montaña con sus colegas. No se trata de quedar primero, segundo o tercero. Hay que salir a pasarlo bien, crear buenas vibraciones y compartir con los amigos. Lo grabamos en vídeo para enseñarle a todo el mundo qué es lo que hacemos, y con eso damos a conocer este tipo de ciclismo. Construir un salto con tus amigos, o cargar las bicis en una furgoneta y subir a un sendero que tengáis a mano. Eso es el ciclismo de montaña. Y mola. 


Fotos: Ian Collins
Vídeo: Scott Secco