Casi todas las mañanas se oye el rumor constante y mecánico del tostadero y el murmullo de la cafetería al aire libre. Esos días, este hombre es el encargado de la delicada tarea de convertir el café verde en esos preciosos granos que se envasarán y se enviarán a todos los rincones del planeta, o que simplemente se entregarán a mano a los baristas para el disfrute instantáneo de los clientes de Daylight Mind.