Cuando sales con la bici con Margus, el principio y el final suelen ir bien, pero entremedias puede pasar de todo.
Siempre empieza cuando te llama por teléfono o te manda un mensaje para venderte la excursión; puede ser la noche anterior, o unos días antes. Si quiere salir a divertirse, deja espacio a la improvisación, pero si tiene una foto en la cabeza, lo lleva todo superpreparado.
Cargamos todo en la camioneta (su Volvo de urbanita va muy bien por ciudad, pero es muy bajo para llevarlo por la montaña). Llegamos a la salida de la ruta, siempre con el mínimo equipaje posible; él suele llevar al menos un par de objetivos y un cuerpo Nikon. Las cervezas las dejamos en un río o en una nevera portátil.
¿Y cómo termina todo? ¡Llego a casa siempre más tarde de lo previsto! Lo llevo todo mojado, sobre todo las zapatillas, la bicicleta está sucia y nos hemos quedado sin comida. Dejo la ropa sucia al lado de la bici, me ducho, y me voy a la cama directo.