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Las Highlands de Escocia son famosas en el mundo del ciclismo de montaña por el exigente circuito de la Copa Mundial de Descenso de Fort William, un trazado largo, arduo y rocoso. Pero también hay muchísimas otras rutas, y te invitamos a descubrirlas.


Yo, Scotty Laughland, escocés, llevo 28 años viviendo en Escocia, pero nunca me he puesto en serio a buscar los mejores recorridos de trail de la costa oeste. Me iba a acompañar Monet Adams, compañero y embajador de SCOTT que ya ha competido en Fort William pero que no conoce nada más al norte ni al oeste. Era una experiencia nueva para los dos. Nuestro fotógrafo y videógrafo iba a ser Sam Flanagan, amigo desde hace mucho tiempo. Nos esperaban unos días de disfrutar de la bicicleta, risas y nuevas experiencias.


Por ley, en Escocia todo el mundo tiene derecho a caminar libremente por la naturaleza, de manera que cualquiera pueda cruzar tierras en bicicleta, a caballo o a pie siempre que lo haga de manera respetuosa. Es una manera estupenda de descubrir el increíble paisaje de las Highlands.


El viaje comenzaría en Fort William, aunque tuvimos bastante mala suerte y nos pusimos en marcha en una mañana de primavera fría, húmeda y con nieve. Tuvimos que cambiar un poco la ruta prevista para no subir de los 300 m de altitud a causa de la nieve. Nos desplazamos en coche hasta Mallaig, un pueblo costero donde contratamos un barco que nos llevara a una de las numerosas penínsulas de la zona. Cuando llegamos a Loch Laggan, un lugar casi desierto, nos saludaron los lugareños, una población total de 3 personas y varias ovejas. Nos dirigimos a un puerto de montaña que en su día abrieron los vikingos en su intento de conquistar Escocia entre los siglos IX y XII; su cometido original era permitir el transporte por tierra de sus embarcaciones de costa a costa para facilitar las invasiones.


Volvimos al puerto en bicicleta por un camino técnico, rocoso y pintoresco. Subimos al barco y esta vez nos dirigimos a Knoydart, la ruta roja señalizada más remota del Reino Unido, ya que solo se puede acceder en barco. Había diferentes tipos de ruta en la zona, partes de marga mezclada con terreno compacto y peraltes suaves con unas vistas preciosas del océano. Enseguida quedó claro por qué nuestro guía Mark Clarke de Alba Mountain Bike había escogido esta ruta; al final de la jornada llegamos a The Old Forge, el pub más remoto de Reino Unido, donde el fuego rugía en las chimeneas y calentamos nuestros cuerpos. Y para cenar, un plato del mejor pescado escocés recién sacado del mar. Distraídos por el calorcito y el confort del pub, casi se nos escapa el ferry de vuelta a Mallaig, desde donde al día siguiente partiríamos a la isla de Skye al amanecer.


Subimos a bordo con mar revuelto, pero a medida que nos acercábamos a la isla de Skye las nubes empezaron a disiparse y el sol salió para iluminar la isla con sus rayos. Aparcamos la furgoneta justo en las afueras de Broadford y nos dirigimos a la costa. Nuestro sendero recorría los valles de la zona y acabamos llegando a un pueblo abandonado precioso junto al mar. Ascendimos varios collados técnicos y complicados hasta la siguiente parada, la bahía de Camasunary, donde descendimos con un espectacular atardecer; la bahía estaba resplandeciente, no se podía pedir más, era un paisaje escocés de ensueño con montañas nevadas, el mar de un azul intenso y un entorno completamente salvaje. Paramos para tomar un café rápido en una casita tradicional escocesa antes de un último ascenso que nos llevaría en descenso hasta la parte occidental de la isla.


Cruzamos Portree, capital de la isla, y el último día lo dedicaríamos a recorrer la parte oriental de Meall na Suiramach y la cumbre más septentrional de Trotternish. Eran rutas con mucha piedra, muy exigentes para los pedales, todo un reto para las habilidades técnicas de los ciclistas. Eran muy empinadas en varios tramos, por eso era importante sentirse cómodo a los pedales. No existe un lugar como este para disfrutar de los mejores senderos de la costa oeste escocesa. Para terminar nuestro periplo teníamos pensado ir al extremo norte de Skye y quedarnos en Lookout Bothy, un lugar ideal para avistar ballenas y delfines.


Con la caída del sol y tras un día increíble, brindamos con una copa de Talisker por los magníficos días que habíamos compartido disfrutando de unas rutas espectaculares, la comida local y capear los temporales mientras Mark preparaba un guiso de patatas en una choza típica escocesa. Me quedé asombrado de ver lo que tenía justo ahí al lado, y no tardaré mucho en volver a explorar más de las Highlands en una nueva aventura sobre 2 ruedas.


Rodilleras SCOTT Mission Evo
Rodilleras SCOTT Mission Evo

Texto: Scotty Laughland
Fotografía y vídeo: Sam Flanagan