Thomas Frischknecht es ciclista de los pies a la cabeza. Carretera, ciclocrós y ciclismo de montaña: Frischi ha demostrado su dominio en todas estas disciplinas. Con el auge de las bicicletas gravel, es como volver a los primeros tiempos del ciclismo lejos del asfalto y vivir otra vez las mismas emociones. El diseño de las bicicletas ha evolucionado muy rápido y han surgido nuevas formas de viajar: Frischi y su esposa Sibylle disfrutan de la libertad que les brinda la SCOTT Addict Gravel Tuned.
Llevada por el espíritu de aventura y con el río como única guía, la pareja se dispone a viajar desde la ciudad de Basilea, en el noroeste de Suiza, siguiendo el Rin, el mayor río de Suiza. El Rin sirve de frontera entre Alemania y Suiza y les servirá de guía en esta ruta. A los dos les gusta la aventura y echan a rodar sin mapas y sin planificar las rutas; simplemente seguirán la ribera del río hasta llegar a su destino.
Tras recorrer el Rin en una jornada espléndida de sol, se dirigen al norte siguiendo el Alb, pero a última hora tienen que correr para evitar que les caiga encima una tormenta antes de llegar al idílico Hotel Gasthof Sommerau, en el corazón de la Selva Negra alemana. La comida y la bebida tradicionales son suficientes para recargar pilas tras recorrer algo menos de 100 km.
Frischi y Sibylle se plantean la ruta con bicicleta de manera más relajada y llevan poco equipaje: prescinden de la tienda de campaña, el saco de dormir y el hornillo y optan por comer caliente y dormir en una cama en refugios de montaña o en restaurantes tradicionales. Con este planteamiento no hace falta apenas equipaje y pueden salir y entrar de la civilización como les apetezca.
Por la mañana, con las piernas descansadas, la pareja se dirige al sur, de vuelta a Suiza y a su destino final, las cataratas del Rin, cerca de Schaffhausen, las mayores de Europa. De camino, exploran el sorprendente cañón de Schlücht, que les lleva de vuelta al Rin.